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Elena Torres

¿Sabías que la gran mayoría de problemas de tu peque pueden mejorar o incluso solucionarse si pones el foco en ti?

Tú eres la clave

Y no me refiero a que lo estés haciendo mal, no, no, aquí de juzgar nada, este no es el sitio. Sino de saber qué hacer y cómo para ayudarle, y ayudarte.

Cambios en ti, provocan cambios en esa personita que tanto quieres, y que a veces tanto te desespera.

Cada día llegan a mi consulta familias que desean con todas sus fuerzas salir de las situaciones complejas que viven con sus hij@s. Buscan entender qué pueden hacer (diferente a lo que han hecho hasta este momento) para mejorar y sentirse todos mejor.

 

Sobre mí Elena Torres Psicóloga

Soy Elena Torres, psicóloga infanto-juvenil y de familia (Col. M24237), Experta en Atención Temprana y Educadora en Disciplina Positiva para infancia, aula y familia, con más de 2 décadas de experiencia, y también yo me enfrento cada día al mayor de mis retos: la maternidad con mi hija.

Sé cómo te sientes ahora mismo y lo difícil que puede ser dar el paso de pedir ayuda (aun cuando sabes que la necesitas). Es importante que lo hagas con un profesional con el que te sientas cómodo. Por eso quiero que me conozcas un poco más.

"Catacaldos"

Ser la pequeña de dos te hace tener ciertas tendencias, igual que cuando naces en otro orden, hay algo ya marcado… Nada es casualidad (una de mis frases preferidas).

Desde niña me gustó ayudar. Soy curiosa y algo inquieta, me gusta probar cosas nuevas. Recuerdo con cariño que de pequeñita mi padre me llamaba “catacaldos” porque preguntaba de forma constante sobre cualquier cosa que desconocía y quería probar todo lo que veía a mi alcance.

Según he ido creciendo ser una “catacaldos” me ha llevado a vivir experiencias que me llamaban mucho la atención: practicar deportes como snowboard, escalada, submarinismo y crossfit, tocar en un grupo de rock, tener mi propia moto o saltar en paracaídas… 

En lo profesional me alejé de la conocida “modificación de conducta” (a pesar del empeño de la mayoría de universidades porque este sea nuestro modus operandi en consulta). Preferí entender lo que hay debajo (lo que no se ve) y que lleva a una personita a actuar como actúa.

Por qué Psicóloga

Pasión por la infancia y por preservar sus derechos

Tras dudar sobre estudiar medicina, lo empecé a tener claro, quería saber más sobre el funcionamiento de nuestra cabecita y el comportamiento humano. Elegí estudiar psicología.

Siempre he creído en la gran capacidad del ser humano para cambiar y mejorar.

Antes, durante y después de la carrera, trabajé mucho (literal: mañana, tarde e incluso noche) en muchos sectores; el que más la hostelería para compaginar trabajo con estudios, y así valerme por mí misma (pagarme la carrera, sacarme el carnet, mi primer coche de 3ª mano…). Circunstancias de la vida y decisiones. No depender de nadie en ese sentido te da ese puntito de seguridad.

Cuando tuve que elegir hacia dónde enfocar mi futuro laboral, estaba entre dos extremos, que quizá reflejen mi interés por las emociones fuertes: psicóloga penitenciaria y psicóloga infanto-juvenil.

Me decanté por lo que siento que puede ayudar más (y por lo que sin duda más me gusta y considero más importante en esta vida). Si cuidamos y atendemos la infancia como se merece, estaremos generando adultos más competentes, con mayor salud mental, mejores recursos para afrontar la vida (y más probabilidad también de que no lleguen a ocupar las cárceles) y… el mundo será un lugar mejor.

Me fascina la gran capacidad que tiene cada peque para tantas cosas. Son verdaderas esponjitas (también de lo no tan bueno, claro está). A veces he podido sentir esa «varita mágica» tras ver cambios tan asombrosos con mis propios ojos, y es una de las sensaciones más gratificantes y maravillosas.

Nada más terminar las prácticas de psicología me cogieron (casi ni me lo creo) para trabajar como orientadora de secundaria y bachillerato en un colegio… Uf! mucha alegría y miedo a la vez. Todo un reto enfrentarme a un puesto así, sintiéndome tan “verde” recién salidita de la carrera, y por otro lado empezar a vivir esa conexión tan espontánea y fluida con jóvenes a los que sacaba pocos años…, salió muy bien. Durante ese curso me formé en Atención Temprana y los años siguientes trabajé en centros de la Comunidad de Madrid. Hasta que llegó el gran día en el que di el salto que tanto miedo me daba montármelo por mi cuenta.

Reconozco (y agradeceré eternamente) que lo hice gracias al apoyo y empujón de mi pareja (como a tantas cosas buenas que me sigue empujando, a pesar de “mis taritas”, que también las tengo). Primero fue en la clínica de su gran amigo Fede (y ahora también amigo mío y compañero), y después creando nuestra propia clínica, junto a mi compañera Nerea, en Boadilla del Monte (Madrid).

Psicologo Infantil en Boadilla del Monte. Madre e hija en una puesta de sol

Un antes y un después en mi carrera profesional (y en la vida de cualquier madre o padre)

En la vida te vas cruzando con personas, de las que aprendes, a las que elige y, no por casualidad, te van ayudando a dar pasos y seguir construyendo el camino por el que decides ir.

Gracias a mi amiga Raquel Carretero, conocí a Marisa Moya, y de repente todo lo que ya resonaba conmigo, y mucho más que aprendí, empezó a cobrar forma… la Disciplina Positiva.

Formarme en ella, y ponerla en práctica, hace que cada día gran parte de mi trabajo cobre sentido. Siento que es una de las mejores formas (te diría la mejor) de abordar la crianza desde el respeto hacia tu peque y hacia ti también al poner sobre la mesa los recursos enfocados en entrenar las habilidades para resolver los conflictos para la vida.

Te puedo contar mucho de esto, puedes creerme cuando te digo que supone un aprendizaje maravilloso. Algo que deberían contarnos a todas las madres y padres que queremos saber qué hacer con esto de la crianza y sentirnos, de una vez, tranquilos en nuestra maternidad y paternidad.

Porque, de verdad, no se trata de que me traigas a la consulta a tu peque con “su problema” para que “te lo arregle”, cierres la puerta y luego vuelvas a recogerlo. Lo siento, no funciona así. Me llegan familias que ya han probado esta fórmula en otros sitios, y no funciona, lo tengo claro. Se trata de que pases tú, me cuentes y juntos veamos y entendamos lo que pasa, te involucres y trabajemos en equipo. Poner el foco en ti genera cambios maravillosos, por cierto.

 

Gran maestra

Mi otra gran pasión

Mi familia. Tengo la suerte de haberme encontrado con el mejor compañero de viaje que pudiera imaginar. Nada de idealizar, por supuesto, a pesar de nuestras diferencias, como humanos que somos, siento que me complementa e impulsa a tanto bueno, para dar pasos y crecer (él está al otro lado de esta foto, es quien más me alienta para las formaciones y un largo etcétera).

Y luego llegó ella… Desde que nuestra pequeña llegó al mundo estamos loquitos con ella. No hay día que no digamos (sin que ella se entere, por supuesto; esto te lo contaré en otro momento):

“¡Qué bonita es!”

Es ese amor que no puedes describir con palabras (si tienes peques, estoy segura de que sabes de lo que hablo).

Mi hija es mi gran maestra. La que cada día (y a veces cada minuto), me hace vivir en mis propias carnes todo lo que comparto con las familias en consulta y en formaciones.

Lo mejor es que ahora lo veo en ella también. Sembrar, aprender a hacerlo mejor con herramientas (que no llegan por ciencia infusa), acaba dando sus frutos. Merece la pena el esfuerzo (y mucho) porque ganamos todos. Sólo hay que dar pasitos.

Servicio Psicologia Boadilla del Monte. Madre e hija pasenado por la playa

Esto es importante. No soy la persona que buscas si...

⊗ No estás dispuesto/a a trabajar conmigo y formar equipo.

⊗ Si crees que tu peque tiene un problema y esperas que le cambie, así sin más. Abordamos lo que nos ocupa juntos. Esto no es un “aquí te dejo a mi retoño y quiero que me lo arregles”… Lo siento, si vienes con esta idea… mi respuesta es NO puedo ayudarte.

⊗ Si crees que en N sesiones dejo como nueva a cualquier persona… mal vamos. Ya me gustaría. Te puedo contar que a veces se tocan teclas enseguida y hay cambios rápidos de forma sorprendente, pero no siempre es así. Depende de muchas variables y la más importante es la intención de cambio que traes al sentarte a mi lado.

⊗ A pesar de tus creencias (por supuesto todos tenemos las nuestras) no tienes disposición para cambiar o mejorar ciertas cosas. Sólo te pido que dejes abierta tu mente (aunque sea una pequeña ventana) para escuchar de verdad.

Si todavía estás por aquí, lo mismo quieres conocerme un poco más

No sé… porque sí

Esto es lo que respondía entre sollozos cuando me preguntaban por qué lloraba. Siempre me cuentan entre risas que de pequeña me gustaba llorar, y que lo hacía muchas veces, sin razón aparente (alguna razón digo yo que tendría, aunque no supieron verla, ni yo transformarla en palabras).

Parece que ser sensible me venía de serie (o quizá me fuí haciendo más por el camino), y esta sensibilidad me ayuda a empatizar y conectar, me permite entender mejor lo que le pasa a cada peque, a acompañarles, y mostrarle a su familia cómo hacerlo mejor.

Disfrutona, sin duda

Pongo pasión a todo, y disfruto (mucho) en cualquier ámbito de mi vida. Vibro con:

√ un abrazo sentido,

√ quedarme bien pegadita a mis 2 amores,

√ el subidón con el que salgo después de una sesión increíble,

√ escuchar música bien alta en el coche,

√ un acelerón en la moto,

√ saborear mis comidas favoritas (que son muchas),

√ un buen masaje,

√ una bajada esquiando, (o flotando si es con nieve virgen…),

√ ver un pez luna mientras buceo,

√ escuchar las olas del mar tumbada en la playa (lo de tumbada y tranquila ya casi no me acuerdo),

√ unas palomitas en el cine (esto lo retomé hace poco),

√ cualquiera de las miradas y sonrisas que me regala cada peque en la clínica cuando están disfrutando.

Positiva +++

Siento que ahora la vida me sonríe. Me apasiona mi trabajo, no podría dedicarme a otra cosa… ¿Qué puede haber mejor que ayudar a las personas a sentirse mejor?

Ver cómo una mamá cruza mi puerta contándome lo mal que se siente, lo desbordada, desesperada y perdida que está por no saber qué más hacer… y que salga aliviada, pegándome un abrazo buen sentido, con una sonrisa y un “yo puedo”, de verdad, que no tiene precio.

Tampoco tiene precio aceptar el reto de un padre (muy fiel a sus creencias) que sigue normalizando pegar a su hijo porque: “a mí me pegaron y no tengo ningún trauma” (frase no favorita, que sin embargo sigo oyendo demasiado a menudo); y hacer todo lo posible para que le llegue ese mensaje de respeto, de romper ese patrón, de preservar los derechos de la infancia y, cambiar, por fin, esa mirada.

Procrastinadora extrema

Sí, lo sé, esto no es nada positivo, es así, pero también te lo quiero contar. Por suerte (o mejor dicho con esfuerzo) no lo soy para todo… Quizá esto me lleva de vuelta a mi faceta de “disfrutona”, vamos que a veces no me quiero perder nada y después tengo que sacar tiempo de donde no hay (soy experta nivel máximo en trasnochar para entregar algo al día siguiente).

He de decir que voy progresando adecuadamente (aunque esta fama con los míos me pueda acompañar eternamente…).

Escuchadora nata

Dentro y fuera de la consulta, despierto en los demás “algo” que les hace contarme sus cosas».

Transmito confianza sin esfuerzo. Pongo todos mis sentidos en ti, te escucho, y para mí es importante que sientas que estás en las mejores manos.

Que puedes compartir conmigo tus inquietudes en un espacio seguro, libre de juicio y lleno de comprensión donde nos ponemos a trabajar en equipo para cambiar de camino y orientarnos al que te hace más feliz. Juntas, juntos… se puede.

Decide dar el primer pequeño gran paso para dejar de sentir ese malestar por no saber qué hacer con tu peque. Elimina la angustia que tanto te desgasta y que se suma a tu día a día (como si no tuvieras suficiente).

Decide dar el primer pequeño gran paso para dejar de sentir ese malestar por no saber qué hacer con tu peque. Elimina la angustia que tanto te desgasta y que se suma a tu día a día (como si no tuvieras suficiente).